Un Punto De Vista Diferente

Parte del trabajo que hacemos en Mercy Home es aprender a ver las cosas desde un punto de vista diferente. Cada niño que cruza nuestras puertas viene con sus propias experiencias, dificultades y forma de ver la vida.

Interactuar con quienes tienen vidas y experiencias diferentes a las nuestras es un estímulo para mirar la vida de otra manera. Al reconocer los diferentes puntos de vista desde los cuales otros experimentan la vida, podemos llenarnos de más compasión y comprensión.

Durante este tiempo sagrado del año que llamamos Cuaresma, el Señor nos invita a caminar con él mientras oramos, ayunamos y hacemos actos de bondad durante 40 días. El segundo domingo de Cuaresma, el Señor nos lleva, junto con sus discípulos Pedro, Santiago y Juan, a las montañas donde se transfigura ante sus ojos. Los discípulos ven a Jesús bajo una luz completamente nueva cuando escuchan una voz en las nubes que clama, “Este es mi hijo amado, en quien tengo complacencia; Escúchalo a él.”

En este pasaje del Evangelio, Moisés y Elías, dos figuras poderosas de las escrituras hebreas, se unen a Jesús. Moisés representa la ley y Elías representa lo mejor de la tradición profética. La imagen poderosa que se da en este Evangelio es que tanto la ley como la tradición profética se cumplen en la persona de Jesús.

En la montaña, desde otro punto de vista, los discípulos pueden reconocer con quién han estado caminando a lo largo del ministerio público de Jesús: Aquel que es el amado de Dios, el Hijo de Dios, y la realización de los sueños y aspiraciones de el pueblo judío, y mucho más.

Este poderoso encuentro en las montañas es un punto de inflexión en el Evangelio, donde los discípulos de mayor confianza de Jesús ven la revelación de Dios en Jesús. Esta revelación es increíblemente importante, porque si bien han sido testigos de esta revelación y de la grandeza de Jesús, también pronto verán al mismo Jesús burlado, desalentado y crucificado en Jerusalén. Es interesante que los discípulos deseen quedarse en las montañas y montar tres tiendas. Sin embargo, Jesús sabe que la misión de anunciar el Reino de Dios no se realiza en las montañas sino entre el pueblo de Dios.

La temporada de Cuaresma es una oportunidad para que cada uno de nosotros haga una pausa, ore y reflexione sobre la vida y el ministerio de Jesús. Nos invita a mirarlo de una manera nueva y estar abiertos a su poderosa presencia y amor en nuestras vidas.

Al acercarnos a la mesa del Señor para celebrar esta Eucaristía, nosotros, al igual que los discípulos, somos nutridos y animados por la misma presencia de Cristo, el hijo de Dios, para proclamar la Buena Nueva del reino eterno del Señor en lo que decimos y cómo actuamos.

¡Te deseo una temporada de Cuaresma muy bendecida!

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