Reparando la Casa de Dios
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En los momentos más oscuros, el Señor busca hombres y mujeres que asuman la tarea de servir al pueblo, iluminando esa oscuridad. Después de todo, esto es algo que Jesús hizo durante su vida. En el Evangelio de la Fiesta de Cristo Rey, tanto gobernantes como soldados se burlaban de Jesús mientras era crucificado. Uno de los criminales condenados también se burló de Jesús, preguntándole por qué, si era el Cristo, no se salvaba a sí mismo junto con los dos criminales que estaban a su lado. Pero el otro criminal reconoció tanto su propia culpa como la inocencia de Jesús. Ese hombre reconoció la necesidad de conversión y depositó su confianza en Jesús. Suplicó: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino».

La Fiesta de Cristo Rey nos recuerda que las decisiones de Jesús iban en contra de la sociedad y que todos prestaban atención a sus acciones. Aun así, sus acciones siempre se realizaron con humildad, al humillarse para compartir el sufrimiento de la cruz. En este acto, Jesús se humilló para compartir nuestra humanidad. Cristo nos enseña que debemos morir a nosotros mismos, tal como lo hizo el segundo criminal al reconocer su propia culpa y pedirle a Jesús que se acordara de él.
Por medio del Espíritu Santo, Jesús nos permite crecer y nos invita a transformarnos y a seguirlo. A pesar de su propio y humano sufrimiento en la cruz, pudo reconocer la conversión del criminal y su fe en él, diciendo, “En verdad te digo que hoy estarás conmigo en el Paraíso.”
“Él nos libró de la potestad de las tinieblas y nos trasladó el reino de su Hijo amado, en quien tenemos redención y perdón de pecados.”
Se nos instruye a vivir nuestras vidas según las enseñanzas de Cristo en el Evangelio. Es a través de estas enseñanzas y las acciones de Jesús que se nos anima a amarnos y respetarnos mutuamente. Y al hacerlo, Jesús nos permite participar de su reino. Incluso con nuestra pecaminosidad, Pablo escribe en su carta a los Colosenses que estamos invitados a vivir en el reino de Jesús: “Él nos libró de la potestad de las tinieblas y nos trasladó al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención y perdón de pecados.”
Este mes de noviembre, especialmente en la festividad de Cristo Rey, celebramos a quien nos gobierna con amor. Aun cuando sufrimos y sufrimos, debemos recordar que Cristo Rey sufre con nosotros. Y al sufrir y morir a nosotros mismos, recibimos una nueva vida en Cristo, quien nos perdona nuestros pecados. Mientras celebramos el Día de Acción de Gracias este mes y nombramos las cosas por las que estamos agradecidos, ¿qué podría estar más arriba en nuestra lista que esta nueva vida?
Sé que muchos están pasando por momentos difíciles. Los animo a todos a mirar a Cristo Rey en su propia vida, especialmente en momentos difíciles. Al depositar su confianza en él, saben que todo estará bien cuando finalmente estemos en el paraíso con él. Y al depositar su confianza en él, sepan que permanecen en mis más sinceras oraciones. Les deseo a ti y a tus seres queridos un muy feliz y saludable Día de Acción de Gracias.
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