Muchos de los niños que vienen a Mercy Home se han visto obligados a crecer demasiado rápido. Una de ellas es Naya.

Naya tiene sólo 16 años, pero lleva bastante tiempo asumiendo responsabilidades adultas. Cuando su padre dejó a la familia hace años, su madre se vio obligada a realizar trabajos adicionales para cuidar de Naya y sus hermanos menores.

Naya sabía que su madre estaba cansada de tener múltiples trabajos, por lo que trató de asumir las responsabilidades de administrar la casa para ayudarla. Pagó las cuentas, preparó la comida y hizo todas las tareas del hogar. También cuidaba de sus hermanos y hermanas menores, asegurándose de que estuvieran alimentados, hicieran sus tareas y llegaran a la escuela a tiempo todos los días.

Al principio, Naya hizo todo lo posible por equilibrar sus responsabilidades familiares con sus tareas escolares. Nunca pudo dormir mucho, pero de alguna manera encontró una manera de cuidar a su familia y al menos hacer parte de su tarea cada noche. Pero cuando notó que el dinero era cada vez más escaso en el hogar, decidió buscar un trabajo para ayudar con los gastos.

Desafortunadamente, el tiempo extra que Naya necesitaba para dedicar a su trabajo terminó siendo más del que podía manejar. Sabía que no había manera de cuidar de la casa y de sus hermanos, trabajar en su trabajo todos los días y estar al tanto de sus tareas escolares.

Naya no sentía que pudiera dejar su trabajo—su madre ya le había dicho muchas veces lo agradecida que estaba por el dinero extra que ganaba Naya. No vio otra alternativa que abandonar la escuela para poder dedicarse a ayudar a su familia a tiempo completo.

Abandonar la escuela fue una de las cosas más difíciles que Naya había hecho en su vida. Si bien nunca fue la mejor estudiante de su clase, le gustaba aprender e incluso esperaba convertirse en enfermera algún día. Pero mantener unida a su familia parecía más importante.

Pero cuando el supervisor de Naya en el trabajo descubrió que Naya había abandonado la escuela, se preocupó. Le preguntó a Naya por qué lo había hecho y Naya decidió confiar en ella. Explicó que el dinero era escaso para su familia y que sentía que si ella no cuidaba a sus hermanos y ayudaba con las cuentas, nadie más lo haría.

Afortunadamente, el supervisor de Naya sabía sobre Mercy Home gracias a su iglesia. Animó a Naya a investigar todo lo que hacemos aquí y considerarlo como una opción para ayudar a su familia y regresar a la escuela. Al principio, Naya no estaba segura de eso. Se sentía demasiado responsable de su familia como para considerar dejarlos. Pero después de una semana de contemplar la idea, se la planteó a su madre.

La mamá de Naya accedió a llevarla a nuestra casa para visitarla y obtener más información. Después de reunirse con nuestros compañeros de trabajo, Naya estaba segura de que venir a Mercy Home era la mejor oportunidad para ella de retomar el rumbo en la escuela.

Al principio, la transición a Mercy Home fue difícil. Naya se sentía culpable por dejar a su familia y estaba preocupada por sus hermanos y hermanas. Pero también sabía que si quería tener un futuro exitoso, éste era el mejor lugar en el que podía estar.

Con la ayuda de mis compañeros de trabajo, Naya se volvió a inscribir en la escuela secundaria y trabajó duro con sus tutores todas las noches para ponerse al día con el trabajo que perdió. Con esta ayuda adicional, Naya obtuvo las calificaciones para realizar una pasantía en un hospital que la ayudaría a lograr su objetivo de convertirse en enfermera después de terminar la universidad. Hoy, Naya tiene esperanzas en su futuro—gracias al apoyo amoroso y devoto de Socios en Oración como tú.