Mientras el mundo canta triunfantes gritos al cielo por la muerte que Tú conquistaste, ayúdanos, Señor, también mañana, cuando los vestidos estén guardados y los dulces se hayan comido y sigamos con la vida, no nos olvidemos.

La celebración de Tu Resurrección sobre la muerte es una celebración de la vida que debe continuar mucho más allá del servicio del amanecer y la música, ensayada los días anteriores; está más allá del signo de la primavera, más allá del lirio, más allá de los nuevos corderos que pastan en los campos abiertos.

La resurrección es una celebración diaria sobre el miedo; enemigo más grande y más poderoso del hombre. Miedo al mañana, miedo a nuestro ayer, miedo a lo que será de nuestros jóvenes, nuestros viejos, nuestros no nacidos. La resurrección está reemplazando el miedo con la acción física.

Solo esto, el más conmovedor y profundo de Tus signos de que el miedo está muerto y la fe en Ti trae, no solo esperanza, sino vida.

¿Qué mejor parábola viviente podrías haber traído? Todos temen a la muerte. Todas. Incluso en el jardín, asumiste nuestro miedo aunque solo por unos momentos, fuera tan real como nuestros miedos pueden ser reales y supiste entonces que este único enemigo debe ser destruido.

Y sacrificaste Tu vida, dejando a los que habían sido consuelo y seguidor; Los dejaste atrás, para vencer el miedo.

Me aferraré a esto ahora, y a los mañanas que se me han dado.

La paz y la acción de gracias se elevan a ti.

Amén.

– https://www.catholic.org/prayers/prayer.php?p=59

Pase algún tiempo con el Señor en la mañana de Pascua recitando esta oración.