Había una regla tácita en la casa de Anthony: llegar siempre a casa antes del anochecer.

A lo largo de los años, su barrio se había ido volviendo cada vez más peligroso. Muchas de las calles que rodean la casa de su familia estaban controladas por pandillas. Anthony no tenía interés en involucrarse en una pandilla, por lo que hizo todo lo posible para evitar a los miembros. Pero no había manera de evitar los sonidos de los disparos que llenaban su vecindario cada noche.

A medida que pasaba el tiempo, la madre de Anthony se sintió más inquieta por el hecho de que él o su hermano abandonaran la casa. Más de uno de los vecinos de Anthony había sido víctima de la violencia armada que impregnaba las calles. Incluso caminar a la escuela se convirtió en una empresa peligrosa. La madre de Anthony quería mudarse a un vecindario más seguro, pero el dinero escaseaba. Simplemente no podían permitírselo.

El hermano de Anthony estaba cansado de sentirse atrapado en la casa. Pensó que al unirse a una pandilla, ganaría un sentido de protección y hermandad. Anthony le rogó que no lo hiciera, pero nada pudo cambiar la opinión de su hermano. Cuando la madre de Anthony se enteró de lo que había hecho su hermano, lo echó de la casa.

Anthony sabía que no quería seguir los pasos de su hermano. Pero también odiaba sentir miedo de salir de casa y la forma en que su madre se volvió aún más sobreprotectora. Extrañaba a su hermano y comenzó a preguntarse si unirse a una pandilla realmente era la única solución.

La madre de Anthony estaba aterrorizada de perder a otro hijo en las calles. Entonces, cuando una amiga sugirió Mercy Home como una posible solución, inmediatamente le contó la idea a Anthony. Estaba tan desesperado por escapar de su vecindario que accedió de inmediato. Desde el primer día que se mudó, Anthony disfrutó cada oportunidad que tuvo de estar afuera. Él y su defensor solían dar largos paseos, hablando de lo que estaba pasando en la escuela o con sus amigos. El simple sentimiento de seguridad en el vecindario alrededor de Mercy Home marcó una gran diferencia para la salud mental de Anthony.

Anthony se dio cuenta de que no era consciente de cuánto le afectaba la violencia en su barrio hasta que empezó a hablar de ello con su terapeuta. Ella lo ayudó a desempacar parte del trauma que experimentó mientras crecía. Los otros niños tuvieron experiencias similares a las de Anthony, y eso también lo ayudó a procesar y sanar.

El estrés que Anthony experimentó por la violencia del vecindario también afectó su trabajo escolar. Pero con la ayuda de tutores y compañeros de trabajo, pudo aprender buenos hábitos de estudio y mejorar sus calificaciones. También se unió a varios programas extracurriculares para aprender nuevas y divertidas habilidades y pasatiempos como el ajedrez y la fotografía.

Mercy Home también brindó apoyo a la familia de Anthony para ayudarlos con cosas como comestibles y servicios de salud mental. Tienen la esperanza de poder mudarse pronto a un vecindario más seguro.

Demasiados de nuestros niños no se sienten seguros para hacer cosas simples como jugar afuera o caminar a la escuela. Es por eso que estoy tan agradecido por tu apoyo en oración por nuestros niños. Tú eres parte de brindarles un lugar seguro al que llamar hogar. ¡Gracias!