Vivir de Una Nueva Manera

La idea de vivir de una manera nueva puede ser desalentadora, incluso aterradora. Existe una fuerte tentación de permanecer cómodo, incluso si es en detrimento tuyo.

Pero en los Evangelios a lo largo del mes de febrero, Jesús invita a sus discípulos a hacer precisamente eso: dejar su antigua forma de vida y comenzar a vivir una nueva forma. En el quinto domingo del tiempo ordinario, Jesús les dice a sus discípulos que ellos son “la sal de la tierra” y “la luz del mundo.” Con esta declaración, Jesús le dio un significado especial a sus roles en la inminente venida del Reino del Señor. Él llama a los discípulos—y por tanto a cada uno de nosotros—a vivir su enseñanza ya ser luz de salvación para los demás.

En el Evangelio del VI Domingo del Tiempo Ordinario, Jesús amplía su explicación diciendo que ha venido “no a abolir, sino a cumplir” la ley. Además, para entrar en el Reino, explica que los discípulos deben superar en justicia a los escribas y fariseos. Y en el 7º Domingo del Tiempo Ordinario, Jesús llama a sus discípulos a ser “perfectos,” lo que significa que deben imitar la encarnación de nuestro Señor. Al hacerlo, y amando no solo a su prójimo sino también a sus enemigos, están cumpliendo la ley.

Como resultado, todos debemos esforzarnos por soltar cualquier atadura a las cosas mundanas. Las expectativas que se nos presentan este mes no son nada fáciles. De hecho, ¡son bastante difíciles! Pero eso es por diseño. Si fuera fácil para cada persona entrar en el Reino, entonces no tendría sentido prestar atención a las palabras de Jesús. Debemos seguirlo para entrar en su casa.

Saber que Dios vino a la tierra por nuestro bien, no por el suyo propio, debería llenarnos de asombro.

En Jesús, hay un hogar para cada uno de nosotros. Es este trabajo el que tratamos de emular en Mercy Home for Boys & Girls. Junto con mis cariñosos compañeros de trabajo, les hacemos saber a nuestros niños que tienen un hogar con nosotros—uno donde estarán seguros y que les ofrece comida, ropa, una excelente educación y el apoyo que necesitan para tener éxito. Con el tiempo, nuestros niños llegan a comprender que tienen un hogar al que regresar cada día—ese es el milagro de Mercy Home.

Al aceptar la invitación del Señor de reunirnos a la mesa este día para celebrar la Eucaristía, demos gracias a Dios por haber dicho sí a la invitación de Cristo de venir y seguirlo.

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