Un Joven Sin Hogar Finalmente Encuentra un Hogar

El camino de Jace hacia Mercy Home, donde un joven sin hogar encuentra un hogar, comenzó con la peor noche de su vida.

Había estado gestándose durante mucho tiempo. Durante la mayor parte de la vida de Jace, su madre priorizó su adicción a las drogas por encima de todo.

Jace no creció en un hogar amoroso. No había fiestas de cumpleaños, vacaciones familiares ni siquiera un cálido saludo al llegar a casa de la escuela. Solo eran él, su madre y su adicción, y su adicción siempre era lo primero.

“Me preguntaba si mi madre siquiera me quería,” recordó Jace. “Parecía que nunca le importaba nada más que drogarse.”

El padre de Jace se mudó de estado cuando Jace era muy pequeño. Agotado por lidiar con su madre, no mantuvo contacto con él ni formó parte de su vida. Pero sin la contribución de su padre al hogar, la madre de Jace no pudo pagar el alquiler ni tener un trabajo estable.

Tras mudarse de casa en casa con amigos y familiares, la madre de Jace agotó rápidamente su confianza en sí misma con toda su red de contactos. Finalmente, ella y su hijo acabaron en la calle. Increíblemente, nadie preguntó qué sería de Jace, ya que le dijeron a su madre que ya no era bienvenida en su casa.

La vida en la calle era implacable. A veces, Jace y su madre tenían la suerte de encontrar un refugio que los acogiera. Pero la mayoría de las veces, terminaban apiñados en estaciones de tren o portales cubiertos hasta que las autoridades los expulsaban.

“Fue realmente aterrador pasar la noche afuera y no saber dónde dormiría,” dijo Jace.

Eso ya era bastante malo, pero las peores noches eran cuando su madre pasaba demasiado tiempo sin drogarse. Jace nunca se acostumbró. Cada vez que su madre entraba en abstinencia, Jace sentía pánico de que se estuviera muriendo. Se veía obligado a intentar proteger a su madre, soportando sus arrebatos de ira, mientras buscaba un lugar seguro donde pasar la noche.

Estas luchas interminables obstaculizaron la educación de Jace. Le costaba mantenerse despierto en clase, y le costaba incluso interesarse en la escuela cuando cada día se centraba en la mera supervivencia. Jace faltaba mucho a clase para cuidar de su madre y mantenerla a salvo. Sus profesores notaron que no era un estudiante concentrado, pero nunca le hicieron preguntas.

“Esperaba que alguien se diera cuenta de que estaba teniendo dificultades, pero nadie lo hizo,” dijo Jace.

Parecía que Jace estaba destinado a pasar desapercibido. Y entonces su madre sufrió una sobredosis.

Jace había dejado a su madre en un callejón mientras rebuscaba en la basura de un restaurante, con la esperanza de encontrar algo para comer. No era la primera vez que se veía obligado a rebuscar en la basura, y la vergüenza no parecía desaparecer mientras lo hacía.

Cuando regresó al lugar donde dejó a su madre, ella estaba en el suelo convulsionando. Sintió como si el tiempo se hubiera detenido mientras Jace corría a la calle, gritando pidiendo ayuda. Nunca había estado tan asustado en su vida.

“Simplemente entré en pánico,” recordó Jace. “Fue la peor noche de mi vida. Estaba seguro de que se estaba muriendo.”

Un transeúnte llamó al 911 y llegó una ambulancia a buscar a la madre de Jace. Mientras los médicos la atendían, Jace se reunió con un trabajador social del hospital. Le explicó sobre la adicción de su madre y lo inestable que era su vida. Nadie le había preguntado nunca a Jace cómo se sentía sobre la situación en la que se encontraba, y fue un alivio compartir sus cargas.

La madre de Jace sobrevivió a la sobredosis, pero necesitaría hospitalización y rehabilitación antes de poder cuidar de Jace de nuevo. La trabajadora social le recomendó Mercy Home como un lugar seguro donde Jace podría vivir mientras su madre se recuperaba. Anhelando estabilidad, Jace aceptó de inmediato.

Tras mudarse, Jace pensó que Mercy Home era demasiado bueno para ser verdad. Le costaba aceptar que estaba en un lugar lleno de personas cariñosas que se preocupaban por su bienestar. Pero con el tiempo, aprendió a apreciar la previsibilidad de la rutina en nuestro hogar. La vida de Jace empezó a cambiar. El tiempo que pasó con su terapeuta le ayudó a procesar el trauma que había experimentado. El simple hecho de tener a alguien que lo escuchara marcó la diferencia. Su madre empezó recientemente terapia familiar con Jace y poco a poco están intentando reconstruir su relación. Por primera vez, las cosas parecen ir bien.

“Mercy Home cambió mi vida para mejor,” dijo Jace. “Sé que en el futuro, las cosas serán diferentes para mí y para mi mamá.”

Gracias por ser un refugio para niños con dificultades como Jace. Tu generosidad nos permite brindar un hogar seguro a los niños y niñas que más lo necesitan.

Ten en cuenta: Nos preocupamos profundamente por proteger la privacidad de nuestros niños, los nombres y ciertos detalles de identificación en esta historia se han cambiado.

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